Relatos Eroticos Editados (lo mejor de la red)

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domingo, diciembre 03, 2006

Trozo de Grushenka:tres veces mujer.

Grushenka
He estado haciendo otras cosas así que para no dejar sin actividad el blog, y seguir formando los fragmento que alguna vez incluí en el blog del Manaba, apunto un texto que contrapuntea la idea que de que la literatura erótica siempre festeja el idílico encuentro de los cuerpos: Aquí la poco romántica noche de bodas entre un señor feudal de la Rusia zarista y su recién adquirida esposa.
Escabrosa escena que contrasta con la imaginería fantástica de señores y doncellas-Cabe aclarar que las aventuras de Grushenka Nelidova no se limitan al puro sometimiento-"(...)
En Grushenka la descripción sexual sirve a un propósito mucho más amplio: demuestra la crueldad del sistema político basado en la servidumbre. Y lo que es más, su competencia es única en la tarea que le ha sido asignada; a pesar de que los amos abusaban de los siervos en muchos campos, en ningún otro nivel ni dominio resultan sus abusos tan condenables. Por lo tanto, Grushenka es la primera novela erótica en que la descripción sexual esté "justificada", ó sea, como lo entienden los anti-erotistas: empleada para un propósito digno (no erótico) (...)".

Esto anota Paul J. Gillette en su introducción a Grushenka: Tres veces mujer, en la edición de EDASA, (México 1978).Da click, aquí está el fragmento.

"(...) Ella era realmente algo que valía la pena contemplar, y estaba contento de haber añadido aquel ejemplar a su surtido amoroso. No se había casado con ella por amor, y si no le hubiera agradado se habría acostado con ella una ó dos veces (le gustaba quitar la virginidad), y sin duda la habría olvidado después. Pero era un buen bocado, y estaba dispuesto a hacer uso de ella.Se le acercó sin más preparativos; la tentó por todos lados con sus gruesas manos, metiéndole rudamente el dedo en el orificio vaginal; se la puso encima y le dio unas palmadas en las nalgas; en resumen: tomo primero posesión de ella con las manos.
Nelidova trató de suavizar un poco las cosas besándole las mejillas (con los ojos cerrados) estrechándose contra él (con gran repulsión), y renunciando a luchar cuando sintió que su dedo la penetraba. Entonces él, sosteniéndola por la cintura con las manos, se la puso encima.Nelidova sabía muy bien de que se trataba; se lo había dicho una amiga suya casada, y por lo tanto comprendió que ahora el señor Carajo, acostado entre su monte de Venus y el muro escarpado de aquella panza, tenía que entrar en su jaula. Y sabía que le iba a doler, pero no solamente le era preciso soportarlo, sino que tenia que llevarlo acabo ella misma; con su propio peso, iba a tener que rasgar ese pedacito de piel que sólo tiene valor para las doncellas.
No tuvo valor para hacerlo. Se quedo mirando con ojos fijos a la bestia que yacía debajo de ella - el que pocas horas antes había sido un perfecto extraño, y que tenía ahora derecho a desflorarla - y tembló.-Mételo dentro, siéntate encima, y muévete de arriba abajo- gritó Alexey.
Pobre Nelidova. Agarró aquel rudo instrumento tan grueso, aunque no tan largo, entre sus delgados dedos. Lo oriento hacia la entrada, y con gran nerviosidad acercó su pelvis.Pero era menester hacer las cosas con mayor vigor, y Alexey estaba preparado para hacer frente a semejante situación. No le agradaba tener que convencer a una mujer de que hiciera esto ó aquello; ni tampoco perder el tiempo. Había poseído más de una doncella desde que le creció la barriga.
Esperaba aún mayor resistencia por parte de la novia, y había ordenado preparativos usuales.Tocó un gongo pequeño que tenia en la mesilla, y tres sirvientas entraron en tropel. Antes que Nelidova se diera cuenta de que estaba pasando. Dos de ellas la habían aferrado con manos expertas, con las manos debajo de las corvas le agarraron las piernas, y las estiraron todo lo más lejos posible del centro del cuerpo ; las otras manos la tomaron de los hombros; fue levantada en vilo y bajada cuidadosamente. Mientras tanto la tercera muchacha agarro la cola del amo con una mano, abrió con dedos hábiles el pasaje que no había servido aún, y cuidó de que ambas cosas se juntaran debidamente, entonces ordenó: ¡ Empujen ! y ambas muchachas, sujetando a la princesa, imprimieron la presión necesaria a sus hombros.
El embate fue satisfactorio porque el señor Carajo se encontraba dentro y había perforado la fina membrana.Nelidova aúllo; el príncipe movió las nalgas, las muchachas soltaron las rodillas de la joven y la agarraron por la cintura y los hombros para moverla de arriba abajo. El príncipe tardó unos cinco minutos en lograr su propósito. El acto había terminado.La princesa fue lavada acto seguido, y también al amo le limpiaron la sangre. Nuevamente tuvo ella que tenderse al lado de él.-Ya aprenderás - le dijo- .Ahora te enseñaremos como debe llevarse acabo la segunda parte.Le agarró la cabeza y la apretó contra su pecho peludo, le puso la mano en su aparato y le dijo que se lo frotara cariñosamente.
Mientras lo hacía, él gruñía y roncaba con su gruesa mano en las finas nalgas de ella, Le gustaba que tuvieran pequeñas las nalgas, rectos y finos los muslos; cuando las muchachas eran demasiado carnosas le costaba trabajo hundir profusamente su pajarito dentro del nido.Al cabo de un rato estuvo nuevamente tieso. Resonó el gongo y una sierva, lista para el trabajo, penetró en el dormitorio, Ya sabía lo que tenía que hacer.
Montó sobre el amo de tal modo, que el rostro de ella miraba los pies de él y sus nalgas estaban vueltas hacia la gruesa panza. El colocó más almohadas debajo de su cabeza para poderse inclinar lo suficiente y tocar las nalgas de la chica que lo cabalgaba con movimientos lentos y firmes de arriba abajo. El estaba perfectamente quieto, con la mano tocando los carrillos de la moza, encontró la entrada trasera de ella y le metió el dedo dentro justo al llegar al clímax. Después de lo cual se quedo inmóvil, y lo limpiaron con una toalla mojada.
Explicó a su nueva esposa que la posición número uno se tomaba con vista frontal, y la segunda invertida.
Le dijo que tendría que visitarlo tres veces por semana, que debería aprender rápidamente la técnica, y que ahora podía marcharse a su dormitorio privado porque él tenía sueño. Ni buenas noches, ni caricias, ni siquiera una palabra cariñosa.
Pero tampoco ninguna mala. Estaba estableciendo una rutina que seguiría en vigor desde aquel momento.Esa rutina se seguía principalmente porque a Alexey le gustaba Nelidova más que sus esclavas, y ella aprendió muy pronto a complacerlo debidamente.
Debe recordarse también que pagaba más por su mantenimiento que por el de las demás mujeres.
"(...)Anónimo,Grushenka: Tres veces mujerEDASA, México, 1978 6ta edición pp. 70-72