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viernes, diciembre 08, 2006

Mi mujer y un pendejo ed 18 años

Hola a todos, me llamo Juan, vivo en Buenos Aires, Argentina (tengo 35 años, mido 1.85, tez blanca, ojos marrones) y lo que les voy a contar me ocurrió en febrero de este año. Estoy casado con “Clara” hace 6 años y siempre tuvimos un buen sexo. Ella tiene 34 años y es profesora de Educación Física y profesora en un gym cerca de nuestra casa. Ella tiene un cuerpo fenomenal, por lo que en la calle todos voltean a mirarle la cola (lo cual me excita mucho y una de mis fantasías siempre había sido verla coger con otro hombre). Sus pechos no son ni grandes ni chicos. El día de nuestro aniversario me propuso que vallamos a algún lado a bailar, lo cual acepte. Mis compañeros de trabajo me recomendaron un boliche que queda a 30 cuadras de mi casa. Al llegar la noche, mi mujer (que estaba hermosa, con un jean apretado y una remera que dejaba ver su ombligo) y yo nos fuimos en mi coche hasta el boliche. Cuando entramos al boliche, mi mujer se fue a sentar y yo fui a comprar dos vasos de cerveza. Después de tomarnos los dos vasos, fuimos a bailar (yo mucho no sé bailar, pero acepté por ser nuestro aniversario). Después de bailar un tiempo, entre besos, abrazos y risas, Clara fue al baño y yo me fui a sentar. Cuando salió del baño, saludó a un chico de unos 19 años (que pensé que tenía) y se quedó un rato hablando con él. Cuando volvió a la mesa le pregunté quién era y de dónde lo conocía y me dijo que se llamaba Gonzalo y que lo conocía del gym. En ese momento empecé a imaginarme si había pasado algo entre ellos (ya que Clara siempre va al gym con una calza y una tanga bien metida en la raya, sin dejar algo a la imaginación). Una vez le pregunté por qué iba así vestida al gym y me dijo que nunca más le haga una escena de celos, que odiaba que haga eso y que si iba así era porque de esa forme estaba más cómoda. Por eso no quise preguntar nada más sobre ese Gonzalo. Él estaba vestido con un joggin negro y una remera roja ajustada. Volviendo al tema, después de estar un rato sentados se acercó Gonzalo y mi mujer nos presentó: - Gonzalo, él es mi marido Juan. Juan, él es Gonzalo, un chico del gimnasio. - Mucho gusto - respondimos los dos. - ¿Te molesta si saco a bailar a Clara? - me preguntó él. - No, no - le respondí. - Clara, ¿Queréis bailar? - le preguntó. Clara me miró y yo le hice una seña de que fuera. Entonces ella le dijo que sí. Al principio, empezaron bailando un poco separados. Después de un rato de baile, Gonzalo se le fue acercando poco a poco, la agarró de la cintura y la acercaba más hacia su cuerpo. Yo esperaba una reacción de Clara pero ella no hizo nada. Mientras bailaban, Gonzalo empezó a apoyar a mi mujer con su bulto que comenzaba a crecer. Entonces mi mujer acerca su boca hacia su oído disimuladamente y se fueron más al fondo donde desde yo estaba sentado no los podía ver. Eso me excitó muchísimo. Cuando no los vi más, me levante y los perseguí escondiéndome entre la gente. Una vez que los encontré, me fui a un rincón a sentarme y mirarlos desde ahí. Ella bailaba dándole la espalda y le pasaba la cola por su bulto, que mostraba una gran erección. Después, él le da vuelta y le da un beso muy apasionado, el cual mi mujer lo aceptó. Mientras se besaban, Gonzalo bajó sus manos y empezó a tocar la cola de Clara y ella metió su mano dentro del pantalón de Gonzalo y le agarró su bulto. Estando un rato así, veo que mi mujer le saca la mano del pantalón, entonces yo me fui rápido hacia donde estuve sentado al principio. Cuando llegaron, mi mujer me dijo que valla a comprar unas cervezas. Yo acepte, y al volver ellos estaban sentados y hablando como si no hubiera ocurrido nada. - ¿Te gusta como baila? - le pregunté a Gonzalo. - Sí, baila muy bien - me respondió - tenéis mucha suerte de tener una mujer tan linda como Clara. - Gracias - le dije. - Voy al baño y ahora vengo - dijo Gonzalo. Cuando se fue le pregunté a mi mujer: - ¿Te gusta como baila?. - Sí, se mueve muy bien. - ¿Te gustaría seguir el festejo en casa?. Como no respondía le dije que invitara a Gonzalo. Entonces ella me dijo: - Si a vos no te molesta, me gustaría - me respondió - Para seguir bailando en casa - me aclaró después. Entonces yo le dije que mi fantasía era verla con otro tipo teniendo sexo y ella no lo podía creer y me preguntó: - ¿De en serio? - Sí, pero nunca me animé a contártelo. En ese momento llega Gonzalo y me dice: - ¿Vos no bailas? - No - le respondí. - Nosotros nos vamos para mi casa, ¿Queréis venir? - le dijo mi mujer. - Bueno, si a ustedes no le molesta. - No, no nos molesta... vamos - dijo mi mujer. Entonces salimos y nos subimos al auto. Clara se subió con Gonzalo atrás y yo conducía. En la mitad del camino, miro por el retrovisor y veo que mi mujer empieza a pasar su mano por encima del bulto del chico. Él enseguida me miró y yo hice de cuenta que no lo había visto. En ese momento escucho que le dice a Clara: - Nos va a ver tu marido. - No importa a él no le molesta - respondió ella. Cuando llegamos a mi casa, mi mujer puso música y se puso a bailar sola, mientras yo fui a buscar unas cervezas. Cuando volví, ella seguía bailando sola y Gonzalo estaba en el sillón frente a ella. - Baila con ella - le dije. Entonces Gonzalo se levantó y empezaron a bailar. Esta vez fue Clara quien lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo. Mientras bailaban, él la rozaba constantemente. En un momento, mi mujer bajó su mano y la puso dentro de su pantalón. Gonzalo no sabía que hacer y me miró, entonces, yo le hice una seña como que no me molestaba y él se tranquilizó y empezó a tocar los pechos de Clara. Yo estaba totalmente excitado con lo que estaba viendo. Entonces, me paré y dije: - Tengo una idea. - ¿Cuál? - me preguntaron. - Mi amor, ¿Por qué no le muestras a Gonzalo tu show? - Bueno - me respondió y se fue a la pieza a ponerse su calza y su remera ajustada que siempre usa cuando me hace su show. - Ven, sentarte. Vas a disfrutar del mejor show de streepteas de tu vida. Pero tenéis que estar relajado y gozar. Nos tomamos unas cervezas y vino Clara. - Prepárense, empieza el show - dijo ella y puso la música. Empezó a contornear todo su hermoso cuerpo con sus manos dándonos la espalda. Cuando se dio vuelta, se sacó la remera, pero tenía puesto un corpiño rojo, y dándose vuelta nuevamente (moviendo su cola hermosa en forma sensual) se sacó la calza. Tenía puesta una micro tanga roja que me puso a mil. A Gonzalo también (me di cuenta por el tamaño de su bulto). Entonces mi mujer se nos acerca, se arrodilla delante nuestro y nos pasa la mano por el bulto a los dos. Después se paró, se sentó (dándole la espalda) sobre el bulto de Gonzalo y le pidió que le saque el corpiño. Yo pensé que él acababa en ese momento, pero no fue así. Clara empezó a mover su cola a lo largo del bulto de Gonzalo y este empezó a emitir un gemido, lo cual me excitó tremendamente. Ella se paró y dándonos la espalda, se sacó la micro tanga. Se dio vuelta y nos dejó a la vista una concha toda mojada y depilada. - Ven - le dijo a Gonzalo tomándole de la mano. Él se paró y empezó a bailar con ella apoyándole su bulto que parecía que iba a reventar. Ella le sacó la remera y le dijo: - Veo que el gimnasio te está haciendo bien - ya que él tenía los pechos y el abdomen un poco marcados. - Necesito que me cojas ya. Necesito chuparte la pija - le dijo mi mujer. Él me miró con cara de asombro y yo le dije: - Complácela. Entonces mi mujer le bajó el pantalón, pero no el bóxer blanco que tenía puesto porque a mi mujer le gusta ver los bultos (me di cuenta cuando vimos una película porno) y este era uno grande. - ¿Qué tenéis acá? - le preguntó Clara masajeándole el bulto. - Un regalote para vos por tu aniversario - le contestó. Después de acariciar ese bulto por un rato, le bajó el bóxer y se sorprendió al ver una verga de ese tamaño. Yo tampoco podía creer el tamaño de su verga. - ¿Te gusta? - preguntó Gonzalo - Sí, es enorme - respondió mi mujer y se la empezó a chupar desesperadamente. Él me miró y le dije: - Quédate tranquilo y disfruta de la puta de mi mujer. Gonzalo cerró los ojos y empezó a gozar. Yo no aguanté más, me saqué el pantalón y empecé a hacerme flor de paja. Después de estar 5 minutos así, Clara le dijo a Gonzalo: - Me gustaría que te pruebes algo, ¿puede ser? - Sí, como no - le respondió. Entonces Clara se fue a la pieza y trajo mi slip con trompa de elefante. Como fuimos a un sex shop, lo vimos, pero como no nos animamos a comprarlo, mi mujer me hizo uno a mi medida. Cuando se lo dio a Gonzalo, este se lo puso pero no le entraba en la parte donde se mete la verga y Clara le dijo: - ¿Y? ¿Te entró? - No, es muy chico el agujero - respondió él. Yo no lo podía creer y mi mujer se levantó y fue a buscar una regla y un hilo. - ¿Qué vas a hacer? - le pregunté. - Quiero medirles la verga - me respondió. Entonces se acercó a mí y me la midió. Los resultados fueron: 16 cm. de largo, 4cm. de ancho y 13 cm. de diámetro (alrededor de mi verga). Después se paró y fue a medírsela a Gonzalo y los resultados fueron: 18 cm. de largo, 5 cm. de ancho y 16cm. de circunferencia. Yo estaba sorprendido y le pregunté a Gonzalo: - ¿Cuántos años tenéis?. - 18 - me respondió. Yo lo mire y le dije: - No puede ser. - Acá tengo mis documentos - me respondió - ¿Queréis verlo?. - Bueno - respondí y agarré el D.N.I Increíblemente era verdad. - ¿Y? - me preguntó Clara - Tiene razón - respondí yo sin terminar de entender como él con 18 años podía tenerla más larga y más gruesa que yo que tenía 35 años. Clara continuó chupándole la verga desesperadamente hasta que dijo: - No aguanto más, métemela toda en la concha. Entonces Gonzalo la levantó, la sentó en el sillón y empezó a chuparle la concha y el clítoris. Clara gemía como una puta desesperada por pija y me dijo: - Ven mi amor métemela en la boca que quiero otra pija. Me levanté, me acerqué a ella y me la empezó a mamar como nunca. Ver a mi mujer así me puso a mil, por lo que no aguanté más y le llené la boca de leche. Gonzalo siguió chupándole la concha hasta que ella tuvo un orgasmo con el que se retorció toda. - Ahora métemela, no doy más, quiero que me la metas ahora - le suplicó mi mujer. Él se sentó en el sillón y ella se agachó apoyando la punta de esa verga en la entrada de su concha. Gonzalo la tomó de la cintura, se la metió de una y mi mujer gritó como yo nunca la pude hacer gritar. Después de estar un rato así le dije a Gonzalo: - Ahora quiero metérsela yo. - Bueno - me dijo secándole la verga a mi mujer, y agregó - Vamos a la cama para estar más cómodos. Nos fuimos al cuarto, con mi mujer agarrándole la verga. Cuando llegamos, Gonzalo me pidió que me acostara boca arriba y le dijo a Clara que se metiera mi verga en su concha mirándome de frente, ella lo hizo y él se arrodilló atrás de ella y le incrusto su gran miembro en el culo. Mi mujer pegó un grito increíble y me agradecía por esta fantasía que le estaba cumpliendo. Como Gonzalo le había dilatado el agujero de la concha, mi miembro le producía menos excitación de lo común a Clara. Después de estar unos 10 minutos así, Clara y yo tuvimos un orgasmo increíble y ella le pedía a Gonzalo que no parara que estaba gozando como nunca la habían hecho gozar. Yo a todo esto estaba sentado en un sillón al lado de la cama mirando el gran espectáculo que me estaba dando mi mujer. Él siguió agrandándole el agujero del culo hasta que tuvo un orgasmo que le llenó el culo de leche. Clara se sacó la verga del culo y la empezó a chupar limpiándola de arriba a bajo. Cuando terminó de limpiarla, esa terrible verga estaba nuevamente al palo, por lo que Gonzalo la acostó sobre la cama (boca arriba), le abrió las piernas y le volvió a introducir ese enorme miembro. Siguieron cogiendo así por unos 10 minutos, hasta que mi mujer tuvo otro orgasmo, después de esto, Gonzalo le dijo: - Voy a acabar. - Lléname la concha de tu leche papi - le respondió Clara. Entonces Gonzalo tuvo un orgasmo largándole toda la leche adentro. Ella ya tenía tanto líquido dentro que le chorreaba por las piernas. - Muchas gracias por haber venido - le dijo mi mujer muy agitada. - ¿Cómo? ¿Ya está? - preguntó Gonzalo. - ¿Queréis seguir? - preguntamos Clara y yo. - Que, ¿Ustedes no? - Yo no puedo más, estoy re agotado - contesté. - Yo también estoy agotada, pero quiero que me dejes agotada del todo - dijo Clara. - Bueno, entonces arrodíllate y empieza a sobarme este vergón que tanto te gusta - dijo sacudiéndose ese terrible miembro. Él se acostó boca arriba en la cama y le dijo: - Empezar a cabalgar este caballo puta mía. Clara agarró ese vergón y apoyó la punta en la entrada de su concha y él la tomó de la cintura y se la metió de una. Ella empezó a cabalgar como una loca sobre esa verga. Estuvieron 5 minutos así y los dos acabaron juntos. Gonzalo le sacó la verga del culo y le dijo que se la limpiara con la boca. Ella se metió hasta donde pudo en la boca y se la chupo con lo último que le quedaba de energía. - ¿Listo? ¿Estás agotada del todo? - le preguntó Gonzalo. - Sí, no doy más, me sacaste hasta la fuerza para pararme - le respondió Clara muy agotada y chorreando leche de su concha. Después de cambiarnos, Gonzalo me dijo que lo que nos había sucedido esa noche lo publique en esta página y a mi mujer y a mi nos pareció buena idea.

2 Comments:

At 3:03 p. m., Blogger Unknown said...

Q envidia amigo,esa es parte de mi fantasía con mi esposa,elka tiene 40años y deseo verla con dos muvhachitod bien vergones y su panocha y culito bien perforados y revisando de mucho semeb.

 
At 3:03 p. m., Blogger Unknown said...

Q envidia amigo,esa es parte de mi fantasía con mi esposa,elka tiene 40años y deseo verla con dos muvhachitod bien vergones y su panocha y culito bien perforados y revisando de mucho semeb.

 

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