Relatos Eroticos Editados (lo mejor de la red)

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viernes, diciembre 22, 2006

Como la maraca de mi esposa me hizo cornudo

Hola amigos. Hace tiempo que veo esta pagina que tanto me encanta, y al final me he decidido a haceros participes de mis experiencias de marido cornudo. Soy un cornudo de pura raza, con unos cuernos muy consolidados, después de años de experiencias, y he pensado en contaros la primera, la mas dura, la que mas me costo y que naturalmente me acabo convirtiendo en cornudo real y definitivo. Sucedió, justo unos meses después de tener mi primer hijo. Mi mujer Marta, una vez casada conmigo, pasado apenas un año, ya empezó a no tener muchas ganas de follar, y nuestro sexo se iba día a día, al garete. Tenia que pedírselo y siempre tenia dolor de cabeza, y empecé a pensar que no me quería. Al final, decidimos tener el hijo, por aquello de que parece que con el niño, se arregla todo, pero fue peor. Mientras estuvo embarazada, nada de nada. Al final, y después de comerme el coco mucho, empecé a pensar que no me quería, y que tenia que deshacerme de ella, pero no quería ser yo. Se me ocurrió que me abriría mentalmente, para conseguir que conociera alguien y me dejara, y empecé a trazar un plan. Le conté un día, que había oído hablar de los clubs de parejas, y que nuestro sexo era un desastre, y que me gustaría que probáramos, para ver si crecía un poco de deseo entre nosotros. Que había pensado que el hecho de verla con otro hombre podría excitarme, y que quizá podríamos encontrar alguien que le gustara mas que yo. Buenoooooo!!!!!!!, jajajajajajaja, de poco me mata. Que estoy loco, que ya esta bien, que me he creído..., pero ya todo me daba igual. Y por la noche, al meterme en la cama con ella, me acercaba al oído, y mientras le decía que me encantaría ver como folla con un tío mas guapo y mejor que yo, le tocaba el culo. Al principio me quitaba la mano y se giraba con malos modos, pero sin perder la paciencia, se lo hacia igualmente cada noche hasta que, con un poquito de tiempo, ya no decía nada y dejaba que le frotase el culo, mientras le hablaba de lo bien que lo pasaría y lo mucho que me excitaba la idea. Parece que esto va bien!!. Se excita. Poco a poco, empecé con el coño, y logre que mientras le hablaba de cochinadas mías, se pusiera caliente y me dejara masturbarle, hasta que un día, se corrió. Uffffff, esto es una locura, me dijo mirándome a los ojos y con expresión de niña tímida pero deseosa, y sin retirar la mirada le dije, que quería verlo de verdad. Otra vez!!...., que estas loco, que esto no esta bien, que ya no la quiero... Yo, con mi idea fija, continué y continué, hasta que por fin dijo: Esta biennnnnn!!!!!, vale, lo haré. Pero luego no te quejes. No quiero ni una queja. Esta claro?. A lo que respondí: esta muy claro, cariño. Nada de quejas. HAZLO!!. Lo de los clubs, no le gusto, y dijo de ir a una discoteca y que ya se ligaría uno ella, a lo que acepte. No me quedo claro como follaría, pero daba igual. Antes de salir, se dio un baño, con espuma, y cuando la vi, no me pude resistir y me acerque a ella para frotarle la espalda. Me imaginaba que la preparaba para el. La frotaba bien, para que su piel quedara muy suave, le frotaba todos los rincones de la piel, para que no quedase ni un centímetro sin estar preparado, como un ritual de entrega y sumisión a otro hombre, mejor que yo. Un hombre que mi mujer deseaba y a mi no. A ella, le gustaba como lo hacia, y vio mi pene completamente duro. Me miro y se sonrió, diciéndome que estaba loco. Eres un maríca, me dijo, sonriendo. Como puede un hombre permitir que su mujer follé con otro?. Lo haré por ti, dijo. Por mi?, puta, mas que puta, pensé, pero con cara de felicidad. Cuando terminó de bañarse se fue a la habitación, y yo, como si fuera un perrito deseoso, la seguía y la miraba. Cuando se vestía le aconsejaba que ponerse, le ayudaba a colocarse la ropa bien, y a peinarse, y ella no paraba de sonreírse. Estas loco, me decía. Se puso un vestido de tirantes, bastante escotado y con la falda amplia y por encima de la rodilla, sin sujetador, que la verdad ni falta que le hace, y nos fuimos a una discoteca de Sitges. Entramos juntos y estaba repleta de gente, y nos fuimos a la barra, llena de tíos que no paraban de mirarla y de mirarme y nos pedimos una copa. Fue todo muy rápido. Le dije que tenia que ir al servicio un momento, y al salir, no la veo en la barra, y buscando donde estaba, unos chicos me hacían señales con las manos, de cornudo. No sabia que hacer, no esperaba eso, se reían de mi, y no paraban de hacerme señas de cornudo, con el puño y los dedos. Me fui de la barra y busque, y no me costo mucho. De repente me la encuentro en un sofá con uno de los de la barra, dándose un morreo de miedo, y el tío, tocándole las tetas, las caderas, las piernas, la mano de aquí para allá, metiéndose por debajo y por encima del vestido y ella, absolutamente entregada. Joder!!!, que palo. Juro que jamás me dejo hacerle eso a mi. Me dio como un pequeño telele de frío y sudor, pero me quede inmóvil y no dejaba de mirarla. Me apoye en la pared y estuve viendo como ese cabrón se daba el lote con mi mujer y como la santa de ella, ahora parece una puta. No hace eso conmigo, pensé, pero note que me gustaba ver aquello. Marta, al poco me vio, y entonces se corto. Se arreglo un poco, se sintió incomoda, se levanto y se fue de la discoteca. El tío no entendía nada y me miro, como preguntándome que pasaba conmigo. Aun me pregunto como pude reaccionar así, pero me acerque y le dije que saliera fuera de la discoteca, que fuera a por ella. El tío, no entendía nada y le dije que era una amiga mía, que estaba deprimida y le aconseje que saliera para conocer gente, que saliera conmigo, que se la volvía a presentar yo. Cuando Marta me vio salir de la discoteca con el, puso una cara que ?paque?. Estaba sentada en el suelo, se levanto y me dijo delante de el: Esta bien, tu lo has querido. El tío, dijo que no tenia problemas, que sabia que habían parejas que buscaban eso, que no le importaba. Y ella, le pregunto si tenia apartamento. El respondió que si, que tenían uno alquilado con los otros amigos de la barra, y que ahora estaba vacío, y nos fuimos para allí, paseando. Marta lo cogió primero de la mano, y después del brazo, mas cercana. Poco después, ya paseaban cogidos los dos por la cintura y dándose besos en la boca todo el tiempo. Paseaban como enamorados, y yo a su lado como un gilipollas, y por las calles de sitges. Fue muy largo, se paraban para darse morreos en muchos portales, y con lo ligera de ropa que iba ella, aprovechar para tocarla entera. No podía creerlo, pero me gustaba verlo. La niña fue ganando confianza en si misma, y al llegar al portal del apartamento del chico, me dijo: Tu, no subes. Quédate aquí y espera. Si quieres aprovecha para ir a buscar el coche. Uffffff, me puse blanco, y empecé a sudar. El tío lo vio, no dijo nada y sonrió. Tu lo has querido, me dijo Marta. Te voy a poner los cuernos, y no quiero que tu estés. Y ni una queja.!!! Y se fue con el, a su apartamento, y me quede solo en la calle esperando. No me lo podía creer. Menuda puta, pensaba, yo le pido un trío y me pone los cuernos. Es una puta, ya lo sabia. Sabia que no me quería. Era un guaperas de melenita, alto, fuerte y bohemio, pero coño, se me ponia la polla dura mientras pensaba en todos los males para ella. Esa cabrona, se esta follando a ese guaperas, ahí, encima de ti, en alguno de esos apartamentos. Ahora la tía tiene la polla metida en su coño. No paraba de pensar cosas así. Ostia, se la están follando, a mi mujer!!!. Le follará el culo, también?, seguro que la cabrona se la chupa bien, como no me lo quiere hacer a mi, y el muy cabrón, le tiene metida la polla, que cabrón. Igual se corre dentro, ese tío. Seguro, esa puta, es capaz de hacerme eso. PUTAAAAA!!!!!!, pensaba y no paraba de pensar, pero mi polla estaba dura. Estaba muy blanco, confundido, y me fui a buscar el coche. Lo aparque delante del apartamento, y no pude aguantar. Me hice una paja. Tuve el mejor orgasmo de la vida. La muy cabrona, me hizo esperar tres horas. Me dio tiempo de pensar en todo, y de repente, les veo salir juntos del apartamento, cogidos por la cintura y dándose besos. El tío la acompaño, se acercaron juntos, cogiditos de la mano a la ventanilla del coche, y sonriéndose, me dijeron que había estado genial, que como estaba yo?. Bien, bien, dije yo. Anda súbete al coche que nos vamos. Subió, cerro la puerta y me fui con ella sin decir nada mas, y el tío, supongo que se quedo descojonándose de mi. Conduje durante un tiempo, sin decir nada. Estábamos callados, sin mirarnos, hasta que ella rompió el silencio y dijo: Tu lo quisiste, ahora no te quejes. Paré el coche en la cuneta, y sin decir nada, le puse la mano en la pierna y la fui subiendo hasta su coño. No llevaba las bragas y lo tenia húmedo y viscoso. Me lleve los dedos a la nariz, y olía a semen del tío. Se me escapo un suspiro y la polla se puso dura, muy dura, y ella se dio cuenta. Entonces, Marta dijo: Joder!!, mi marido es un marica cornudo, que fuerte. Con la polla dura, y cara de humildad, que podía hacer, mas que responder que si, y ella me sonríe y me dice: Creo que la has cagado, porque pienso seguir follándome a ese chico. Se ha quedado mis bragas de recuerdo y le he dado mi teléfono. Es de Barcelona y hemos quedado para vernos después de vacaciones. Y que sepas, que me gusta y que tendrás que tragar, a partir de ahora, que folle con quien yo quiera y cuando quiera. Le respondí que lo que ella considerara oportuno, pero que por favor, me contara lo que había sucedido. La cogí de la mano y se la lleve a mi polla, y ella se acerco a mi, me cogió la cabeza con una mano, mientras con la otra me tocaba la polla, y me dio un beso en la frente. Me miro a los ojos y me llamo cornudo, marica, pero que lo aceptaba con agrado, y empezó a contarme todo lo que paso, al tiempo que me masturbaba. Me contó, que lo hicieron en un colchón que estaba en el suelo y que pasaron mucho tiempo con los besos y las caricias. Me dijo que al chuparle las tetas, le salió leche del crío, y que estuvo mamando de las tetas mucho tiempo, y que eso la excito mucho. Eso me puso muy caliente y me corrí. Se puso a reírse, y me dijo que me arreglara y que fuéramos para casa, que ya me contaría en la cama, me dio un beso en la frente y se reía mucho, y me llamaba marica. Le hacia mucha gracia. Durante el camino me dijo que podía ser muy divertido ser la mujer de un marica y que estaba contenta, y que ahora que ya lo había hecho, que apechugara y aceptara que quería seguir. Y así, nacieron mis cuernos, amigos. Una trampa que prepare para ella se me dio la vuelta y me convirtió en un cornudo como la copa de un pino.